Reproducción y manejo de cuyes.
La precocidad es uno de los factores que permite disminuir los costos de la producción. Al evaluar la producción de hembras apareadas a las 8, 10 y 12 semanas de edad no se encontraron diferencias estadísticas entre los índices de fertilidad y prolificidad de las madres (Chauca et al., 1984).
Las hembras apareadas entre los 54 y 69 días de edad solían quedar preñadas en el primer celo, inmediatamente después desde el empadre. Las variaciones de peso desde el empadre al parto y del empadre al destete tienden a ser positivas en las hembras apareadas antes de los 75 días de edad (Zaldívar et al., 1986). El peso de la madre al iniciar el empadre es una variable más eficiente que la edad, e influye en los pesos al parto y al destete, en el tamaño de la camada y peso de las crías al nacimiento y destete. Las hembras pueden iniciar su apareamiento cuando alcanza un peso de 542g (Zaldívar 1986).
Reproducción y manejo de cuyes.
El primer empadre debe iniciarse cuando los machos tienen 4 meses, ya que a esta edad se han desarrollado no sólo en tamaño sino han alcanzado la madurez sexual. Su peso supera 1,1kg, y es mayor al de las hembras en un 34%, lo que les permite establecer en la poza de cría una relación de predominio sobre las hembras, que son mantenidas en una proporción de 1:7. Al mes del empadre éstas pesan más de 1,4kg, y siguen desarrollándose hasta los 24 meses, edad en la que un adulto supera los 2,8kg.
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